Con una participación récord, Vladimir Putin fue reelecto presidente de Rusia, obteniendo un histórico 87,28% del voto escrutado, en una jornada electoral en donde participaron las regiones reincorporadas: Donetsk, Lugansk, Zaporozhie, Jersón, Bélgorod, Briansk y Kursk, así como Crimea. Sin embargo, la fiesta electoral fue ensombrecida por un atentado terrorista ocurrido el 22 de marzo en la sala de conciertos Crocus City Hall, en Moscú, donde más de 140 personas perdieron la vida y otras 180 resultaron heridas. La vocera de la Cancillería rusa, María Zajárova, condenó el tiroteo como “un crimen atroz, destacando que fue un sangriento atentado terrorista ante los ojos de toda la humanidad”.
La victoria le concede 6 años más de mandato al líder ruso, mediante unas elecciones que sucedieron en tiempos singulares, cuando la nación euroasiática está inmersa en una Operación Militar y el pueblo soporta la carga de más de 16 mil medidas coercitivas unilaterales unilaterales (a las que occidente prefiere denominar eufemísticamente sanciones).
“Estas elecciones sucedieron en el contexto especial de la Operación Especial Rusa, que es un proceso de guerra, donde Estados Unidos, apoyado en su brazo armado, la OTAN, utilizando a Ucrania, enfila a todos sus países satélites contra el oso ruso; para desestabilizar, quebrar y generar una guerra civil en la nación euroasiática que soporta una carga abusiva de medidas coercitivas unilaterales, erróneamente llamadas sanciones, y aun así, se efectuaron elecciones limpias, transparentes, impecables e indiscutibles”.
Wilmer Armando Depablos
Vladimir Putin prestará juramento el próximo 7 mayo para ejercer como presidente de la Federación de Rusia para el período 2024 –2030.
Según datos recientes, 76.277.708 personas votaron por Vladimir Putin; mientras que 3.768.470 votaron por Nikolai Kharitonov, del Partido Comunista, que quedó en segundo lugar (4,31%); Vladislav Davankov, del Partido Gente Nueva, recibió 3.362.484 votos (3,85 %); y el líder del Partido Liberal-Demócrata, Leonid Slutsky, obtuvo 2.797.629 votos (3,2 %). La reelección de Putin se sustenta en un padrón electoral constituido por 112,3 millones de electores en el territorio nacional, 2 millones en el extranjero, y 12 mil en Kazajistán, donde existe un territorio ruso, totalizando más de 13 millones de electores.
Por primera vez las elecciones presidenciales rusas se prolongaron por tres días, del 15 al 17 de marzo, en una jornada electoral supervisada por la Comisión Electoral Central (CEC) y por su rectora, Ella Pamfilova, además del voto manual hubo 5 millones por votación electrónica, que por primera vez se utilizó en la Federación de Rusia, y más de 2 millones de expresiones por la modalidad del voto anticipado; también las personas discapacitadas y de tercera edad pudieron sufragar con la modalidad de voto desde el domicilio, que se emplea en estos casos.
Las Comisiones Electorales se distribuyeron en 89 regiones, organizadas en 94 mil Colegios Electorales en todo el país. Participaron más de 300 observadores nacionales y unos 156 mil observadores, veedores y acompañantes internacionales, junto a unas 700 organizaciones.
El analista resalta la participación récord, que supera el 67,5% obtenido en la elección presidencial de 2018; un dato muy significativo porque alcanzó un 77,49%.
«En términos absolutos, en las elecciones participaron 87.576.075 votantes. En la historia moderna de Rusia nunca se habían visto indicadores semejantes», declaró Pamfilova durante una reunión de la CEC.
Fueron cuatro candidatos: Vladimir Putin (Partido Independencia); el nacionalista Leonid Slutski (Partido Liberal Democrático); Nikolai Kharitonov (Partido Comunista Ruso) y el empresario Vladislav Davankov (Gente Nueva); los tres últimos diputados de la DUMA de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia.
El reelecto presidente es un abogado, político y exagente de inteligencia ruso, que desde 2012 ejerce como máximo mandatario del país más extenso del mundo, el cargo lo había ocupado anteriormente desde 2000 hasta 2008. Wilmer Depablos explica que, posteriormente, la Constitución rusa no sólo extendió el período presidencial a 6 años; también estableció la reelección continua.
Con los medios en contra
Depablos resalta el significado de la histórica votación obtenida por el líder ruso, debido a que sucedió pese a la matriz de opinión occidental que se esforzó por imponer la narrativa de un triunfo producto de elecciones turbias, ilegales, inconstitucionales, sin adversarios. “Es similar al discurso que se le aplica a Venezuela y a las próximas elecciones presidenciales pautadas para el domingo 28 de julio 2024. La prensa del 18 de marzo lo confirma”, argumenta el analista.
Más allá de la operación especial, y de las indiscriminadas “sanciones”, está en marcha una bestial campaña mediática contra el proceso ruso, iniciada con la muerte del opositor Alekséi Navalni, que fue calificada como un crimen político por los medios occidentales, por lo que se trató de imponer una narrativa basada en el falso hecho de unas elecciones celebradas con un solo candidato, porque no había, según la narrativa occidental, contrincantes reales; debido a que habían sido asesinados, estaban en la cárcel o en el exilio.
Occidente ─ sostiene el experto ─ fracasó en la intención de sabotear a través de ataques cibernéticos el impecable proceso electoral que se ha vivido en Rusia. Por esta razón, los medios amplificaron cuando una mujer manchó con pintura una urna electoral, otra incendió una estación donde el pueblo votaba.
Incluso, Volodímir Zelenski, el presidente de Ucrania, atacó regiones en la frontera para empañar el proceso.
Llama la atención que en Estonia se amenazó con castigar con 5 años de prisión a los rusos que votaran por Putin, imagina qué mayor violación de los derechos humanos”
Wilmer Depablos