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¿Por qué ganó en Argentina un hombre de la extrema derecha, un enemigo del pueblo, un proyanqui, un político que desea hipotecar el futuro de su país con más ayudas del FMI con las que reducirá la inversión social y disminuirá el papel del Estado en la economía? ¿Será que un porcentaje significativo de la población argentina es nordómana y racista?

La OTAN pierde la guerra en Ucrania ante Rusia. Israel no la tiene nada fácil en la franja de Gaza. El 14 de noviembre de 2023, China anunció al mundo que ha inaugurado la red de internet más rápida del mundo, capaz de transmitir datos a una velocidad de 1,2 terabits por segundo. A Estados Unidos pareciera que sólo le queda su patio trasero.

Identidad: conciencia de la historia

El 29 de noviembre de 1985, el antropólogo venezolano Miguel Acosta Saignes, decía en El Nacional, que La identidad no es la historia es la conciencia de la historia. La identidad argentina ha sido horadada histórica y culturalmente al punto que mucha de su gente se siente más cerca de Europa que de sus raíces originarias. Las ruinas de Tiahuanaco. Recuerdos de Viaje. arqueología americana (¿1879?) de Bartolomé Mitre (1821-1906), Facundo o Civilización y Barbarie (1845) y Conflicto y armonía de las razas en América (1883) de Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), Nuestra América: Ensayo de psicología social (1903) de Carlos Octavio Bunge (1875-1918) y La formación de la raza argentina (1915) de José Ingenieros, son algunas de las obras que responden la pregunta qué es ser argentino.

Mientras en Latinoamérica, muchos teóricos idolatraban el eurocentrismo, Simón Rodríguez desarrollaba una revolución descolonizadora: “No se alegue la sabiduría de la Europa porque, arrollando ese brillante velo que la cubre, aparecerá el horroroso cuadro de su miseria y de sus vicios, resaltando en un fondo de ignorancia”.

Nordomanía

El mundo se divide en pocos ricos y muchos pobres, y en este último hay un número grande de alienados que son ricos sin serlos, es decir, lo único que les falta para ser ricos es el dinero. Piensan y matarían por dinero. Prostituirse es una opción con chance al triunfo. Son desclasados. Carecen de conciencia de clase y no entienden que la lucha es de clase, con conciencia o sin ella.

El término nordomanía fue introducido por el ensayista uruguayo José Enrique Rodó (1872-1917) para describir a quienes, en el choque de culturas entre el norte y el sur de América, optaron en nuestras latitudes por subordinarse a los valores anglosajones predominantes en los Estados Unidos de Norteamérica y apoyaron sus pretensiones de hegemonía tras salir victoriosos de la guerra contra España, en 1898, cuando ésta última perdió el dominio colonial de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. El escritor Rodó expresó su postura a través de su obra magna “Ariel”, donde el personaje homónimo representa la espiritualidad, belleza e ideales heredados por la América Latina, mientras su oponente, Calibán, resume el utilitarismo que caracteriza al desarrollismo aplicado en el país del tío Sam.

La nordomanía conlleva la creencia de que Europa; entendiendo esta voz como un concepto ideogeohistórico, es decir, incluidas Estados Unidos y Canadá, y todas las oligarquías del mundo incluidas las de países latinoamericanos; es cultural, cognitiva, tecnológica y socialmente más avanzada que el resto del mundo con lo cual surge la idea de superioridad de la forma de vida occidental sobre todas las demás. Así, Europa es el modelo a imitar y la meta desarrollista es alcanzarlos. Esto se expresa en las dicotomías civilización/barbarie, desarrollado/subde-sarrollado, occidental/no-occidental, primer mundo/tercer mundo, que marcaron categorialmente a buena parte de las ciencias sociales modernas que imparten nuestras universidades y que vemos en las películas de un solo país de 194 que existen.

En el año 1845, Sarmiento visitó Boston. Para él Nueva Inglaterra era su “patria de pensamiento”. Sobre este viaje a Estados Unidos escribió en su bitácora de viaje: “Veinte millones de habitantes, todos educados, leyendo, escribiendo y gozando de derechos políticos”. Para Simón Rodríguez, los estadounidenses exponen “un hombre mostrando con una mano, a los reyes el gorro de la libertad, y con la otra, levantando un garrote sobre un negro, que tienen arrodillado a sus pies”.

Racismo: Sarmiento y Alberdi

Sarmiento y Alberdi, dos de los pilares de la Constitución Argentina, son dos hombres que sentían un repudio visceral por los pueblos originarios. Juan Bautista Alberdi (1810-1884), explicaba que “aunque pasen cien años, los rotos, los cholos o los gauchos no se convertirán en obreros ingleses… En vez de dejar esas tierras a los indios salvajes que hoy las poseen, ¿por qué no poblarlas de alemanes, ingleses y suizos?… ¿Quién conoce caballero entre nosotros que haga alarde de ser indio neto? ¿Quién casaría a su hermana o a su hija con un infanzón de la Araucanía y no mil veces con un zapatero inglés?”.

Por su parte Domingo Faustino Sarmiento, consciente de que el indio no debe ser occidentalizado culturalmente, sino exterminado físicamente, le dice a Bartolomé Mitre el 24 de septiembre de 1861: “Tengo odio a la barbarie popular… La chusma y el pueblo gaucho nos son hostil… Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas”. Sarmiento fue el gestor fundamental de la educación pública argentina. Ambos fueron los padres de la Constitución Argentina de 1853/1860 que culminó con el poder constituyente originario de ese Estado.

Tanto Sarmiento como Alberdi siguen tan entronizados como baluartes en el pueblo que el 11 de septiembre, día del fallecimiento del autor de Facundo, es día feriado en Argentina y Día Panamericano del Maestro. Y aunque Martín Fierro fue escrito por José Hernández (1834-1886) como una protesta contra la tendencia civilizadora europeísta implantada en el gobierno de Sarmiento, en él su personaje principal homónimo dice: “A los blancos los hizo Dios; los mulatos, San Pedro; y los negros los hizo el Diablo pa’ tizón del infierno”.

Simón Rodríguez y Eva Perón

Ante esta arremetida neoliberal y fascista en Nuestra América es importante recordar el pensamiento de dos visionarios: Simón Rodríguez (1769-1854) y Eva Perón (1919-1952). El primero explica al escritor neogranadino Manuel Uribe Ángel (1822-1904) en 1850, que la causa social, es decir, su proyecto político, consiste “en poner en práctica un plan bastante meditado que estriba en colonizar la América con sus propios habitantes, para evitar lo que temo acontezca un día; es decir, que la invasión repentina de colonos europeos más inteligentes que nuestro pueblo actual, venga a avasallarle de nuevo y tiranizarlo de un modo más cruel que del antiguo sistema español. Yo quiero rehabilitar la raza indígena y evitar su extinción completa”. Rodríguez explica la Doctrina Monroe como pocos: “la sabiduría de la Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son dos enemigos de la libertad de pensar en América”. Sobre la educación, Rodríguez le atesta una lección ética a Sarmiento: “mas cuenta nos tiene, entender a un indio que a Ovidio”.

Eva Perón, dirigiéndose a los desclasados, en su mayoría hijos de inmigrantes europeos pobres, dice: “le tengo más miedo al frío de los corazones de los compañeros que se olvidan de donde vinieron, que al de los oligarcas”. No llores por mí, Argentina.

Alí Ramón Rojas Olaya


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