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Artículo de Opinión

La Cumbre de los BRICS realizada en Kazán significó el evento político más
esperado de 2024, a pesar de haberse celebrado la 79ª sesión de la Asamblea
General de la ONU en el mes de septiembre de este año. Esto es, ante todo, una
demostración de las amplias perspectivas de esta alianza y de su creciente
popularidad global por su principio de crear un mundo más
igualitario y justo.


Según Ilya Kazakov, sociólogo del Laboratorio de Nuevas Tecnologías en Rusia, las actividades de los líderes de los países miembros del BRICS
cuentan con el apoyo de una parte importante de la población, mientras que el G7
vive una crisis de liderazgo.


De acuerdo con los resultados de un estudio de la organización estadounidense Morning
Consult, en ningún estado del G7 la calificación del líder supera su calificación anti.
Por escandaloso y bochornoso que sea, la situación más positiva es la de Giorgia
Meloni en Italia, seguida por Joe Biden; por otra parte, Keir Starmer, según el
portal La Razón, es el Primer Ministro británico peor valorado por los ingleses tres
meses después de ganar las elecciones.


Del mismo modo, los pilares de Europa (Alemania, Francia) son la escenificación de
cómo no debe estar la política interna, ya que sus líderes tienen calificaciones cercanas al 20%. Hay serias discusiones sobre si durarán hasta las próximas elecciones
nacionales. La situación es opuesta en los BRICS, puesto que hay equilibrios de evaluación casi neutrales entre los líderes de Sudáfrica, y calificaciones extremadamente altas entre los líderes de Rusia, China e India.

BRICS: potencial para impulsar el mundo multipolar


Aunque, surge una pregunta razonable, más allá del andamiaje político: ¿tiene esta
asociación potencial para una actividad práctica? Después de todo, ser quien lleve
la contraria a alguien es relativamente sencillo; pero, crear juntos nuevos
significados políticos, filosóficos y realidades económicas es mucho más difícil.


Parece que los BRICS pueden ofrecer a sus participantes mecanismos creativos
reales, ejemplo de ello es la esfera del complejo energético.


El comercio mundial y la economía global en su conjunto, como lo describimos
anteriormente desde la perspectiva política, están experimentando cambios
significativos. El lado positivo es que el foco de la actividad empresarial se está
desplazando gradualmente hacia los mercados emergentes. Se está formando un
modelo multipolar que está lanzando una nueva ola de crecimiento, principalmente,
gracias a los países del Sur y del Este Global y, por supuesto, a los Estados BRICS.


Sin embargo, también persiste un importante potencial de crisis, y la cuestión no
está sólo en la tensión geopolítica cada vez mayor, sino en el hecho de que
continúa el crecimiento crónico de la carga de la deuda en los países desarrollados,
la práctica de sanciones unilaterales, el paternalismo del Estado y la, quizás,
competencia desleal en expansión (Sr. Lula).


La formación de una infraestructura financiera autosuficiente e independiente ha
sido una de las prioridades desde las primeras reuniones del grupo BRICS, y son
los BRICS, como grandes países en desarrollo, los que pueden convertirse en la
base para la formación de dicha infraestructura. Uno de los principales resultados
de las actividades de este bloque multinacional a lo largo de 15 años de trabajo es la creación del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD).

El BND es, verdaderamente, una institución financiera internacional única, creada en un tiempo récord sin la participación de los países
occidentales. Si bien no es una alternativa ni una oposición a las instituciones de
Bretton Woods, esta desempeña un papel especial en el concepto actualmente
dominante de desarrollo sostenible, ya que, desde el principio, su mandato fue
movilizar recursos para proyectos de infraestructura y de crecimiento
sostenible en los BRICS y otros países en desarrollo.


Rusia es ejemplo de audacia política y perspectiva de futuro, pues está
implementando el concepto de Gran Eurasia, promoviendo la creación de una red
de zonas de libre comercio, asociaciones comerciales y económicas entre bloques
del espacio euroasiático. Parte del concepto es, por supuesto, el desarrollo de la
integración económica dentro de la Unión Económica Euroasiática.


Estas iniciativas de los miembros BRICS, dan como resultado que hoy sean
superiores al G7 en varios indicadores. Ahora mismo, el total de ambas
organizaciones ocupan la mitad del territorio de todos los países del mundo; pero,
el BRICS es al menos el doble de grande que el G7. En términos de población, la
situación es aún más sorprendente: los BRICS son 4,5 veces más grandes que los
países del G7.


El Producto Interno Bruto (PIB) de los BRICS en paridad de poder adquisitivo, es siete puntos porcentuales superior al del G7. En cuanto a los yacimientos de petróleo, el avance es total: 12 veces mayor.

Un punto particularmente importante es la producción y la innovación científica. En 2023, el número de solicitudes internacionales de patentes
presentadas en los BRICS superó el número de las del G7: 893 mil frente a
596 mil, lo que puede considerarse un paso seguro hacia la soberanía tecnológica
y científica de la organización.


Pese a ello, estos primeros años veremos el auge y el peso político que asumirá
este grupo como gran alianza en las demás plataformas multilaterales. Tal es el caso
del interés de Venezuela en ser parte y lo que significó el veto suicida de Brasil, no
para este país únicamente si no, a la propuesta política del bloque y sus principales
socios (China, Rusia y la India). El gobierno de Luis Ignacio “Lula” Da Silva cedió a la presión conservadora de su propia coalición de gobierno y a la de Estados Unidos. Por
tanto, las preocupaciones de que Venezuela u otro país no entre a los BRICS no lo
limita en su capacidad de cooperación con estos.


Por ello, implementar medidas para aumentar el PIB, potencias las tecnologías y
ciencias de todos los sectores de la industria del país, así como sus plataformas
financieras en el venidero periodo 2025 – 2031, sí significará aprovechar a largo
plazo el modelo económico emergente de BRICS+. Y aunque parezca lo contrario,
la política es un sinfín de matices, un abanico de oportunidades que, acompañada
de cordura y trabajo duro, brinda grandes resultados.

Artículo de Opinión: Erikmar Balza


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