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Artículo de Opinión

A pesar de que Venezuela reunió todas la condiciones para calificar en los BRICS , no salimos del asombro de la traición por parte de Lula Da Silva , quien se valió de mentiras para justificar su ausencia en la 4ta Cumbre de los BRICS , donde el presidente Ruso Vladimir Putin lo esperaba para quizás concretar el apoyo a Venezuela y que esta reuniera el número de votos que requería la nación venezolana para pertenecer al bloque de naciones que busca redefinir el equilibrio del poder mundial.

Venezuela ha sido históricamente un país rico en recurso, un potencial líder en el continente, con una cultura vibrante y un pueblo resiliente. Sin embargo, los caminos de la política internacional son a menudo tortuosos, y esta vez, Brasil decidió trazar su propio rumbo, dejando a Venezuela en la sombra de sus decisiones.

Analizando la situación, nos damos cuenta de que el gobierno de la Casa Blanca, utilizó a Lula como tentáculo para seguir cercando a nuestra nación, con la intención de oprimirnos y continuar destruyendo las oportunidades que tenemos los venezolanos para enfrentar el bloqueo económico que por años han influido en la economía del país.

Quizás muchos aplaudieron la actuación de Lula, olvidando el proyecto Bolivariano ideado por nuestro Líder Eterno Hugo Rafael Chávez Frías, quien, junto a Lula, protagonizó grandes alianzas de cooperación mutua, como la firma de acuerdos económicos, comerciales y de integración energética.

Asimismo, a Lula Da silva, parece habérsele olvidado el apoyo inquebrantable que recibió por parte del pueblo venezolano durante momentos críticos de su vida política, especialmente durante su encarcelamiento en el año 2018, donde los venezolanos no permanecimos indiferentes. Las calles se llenaron, en ese entonces, de manifestaciones en su defensa, donde exigíamos su liberación, recordando el legado de Lula y la lucha por la justicia social, lo que reflejaba el compromiso de Venezuela con los principios de justicia y democracia.

Por todos es sabido, que se organizaron protestas frente a la embajada de Brasil, demandando la libertad de Lula. Las pancartas y consignas resonaban con un mensaje claro: “Libertad para Lula, justicia para Brasil”. Dicho apoyo, no pasó desapercibido por los medios de comunicación internacional, destacando cómo Venezuela, a pesar de sus propios desafíos, se unía en defensa de un líder que había sido aliado en la lucha contra el imperialismo y la desigualdad, actuaciones de un pueblo heroico que hoy parecen ser olvidadas.

Es menester también recordar, el apoyo a Dilma Rousseff, cuando fue destituida en el año 2016, Venezuela fue uno de los primeros países en condenar el golpe y ofrecer su respaldo. En aquel entonces, Nicolás Maduro calificó el proceso de impeachment como un acto de desestabilización y la comparó con la situación del golpe de estado de 1964 en Brasil.

Una vez más Venezuela dijo presente y alzó su voz, alineándose con otros países y movimientos de izquierda en la región que también condenaron dicho proceso, haciendo ver que todo era parte de una estrategia para debilitar a los gobiernos que promovían las políticas sociales y de inclusión.

No cabe dudas, que Lula ha buscado y seguirá buscando equilibrar su relación con Washington. Su búsqueda por la legitimidad internacional ha tenido un costo para la nación venezolana, evidenciando las complejidades de la política latinoamericana contemporánea, dejándonos decepcionados.

En un momento en que los venezolanos, necesitábamos el apoyo de Brasil, Lula optó por distanciarse, priorizando relaciones diplomáticas que, aunque estratégicas, han resultado en un traspié para nuestra nación, lo que sin dudas nos fortalecerá para seguir resistiendo al Bloqueo y las pretensiones del imperio estadounidense.


Artículo de Opinión: Lcda. Joselin Espinett

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