Elon Musk, un excéntrico multimillonario norteamericano obsesionado con Venezuela, publica en su cuenta X @elonmusk un viejo cartel de búsqueda de Nicolás Maduro como narcotraficante. Ha tenido que sacarlo del baúl de los recuerdos, porque fue emitido por el Departamento de Estado el 26 marzo de 2020. El magnate solamente escribe: “Esto es real”, en aparente referencia a la recompensa de $15.000.000 ofrecida por la captura del presidente venezolano.
Su ataque a Nicolás Maduro ocurre cuando volvieron a Venezuela las violentas protestas (que llamamos guarimbas), en respaldo a la negativa del candidato Edmundo González Urrutia (apoyado por María Corina Machado) de aceptar los resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
La cuenta X de Musk -compañía adquirida por el magnate- demuestra, a simple vista, sus inmensas simpatías por el dúo González Urrutia – Machado. Esto sucede cuando los que vivimos en Caracas padecemos otra vez el renacer de la intolerancia política y amanecemos en un país sitiado al que le han arrebatado la tranquilidad y la paz que tanto amamos.
En odios anteriores Kity, mi gatita, fue asesinada como castigo por mis preferencias políticas.
Otra vez los comercios trabajan en horarios reducidos y algunos permanecen cerrados. Durante los primeros día de la furia opositora en las noches se escucharon “cacerolazos” como “descarga de la rabia” de aquellos que creen en la denuncia de fraude del candidato de la derecha extrema, pero ya no las han tocado, porque el país lentamente comienza a recuperar su paz.
Yo me pregunto, ¿cuáles son las pruebas que justifican tanta rabia que ya ha cobrado muertos y heridos? No las he visto y tampoco acudieron al Tribunal Supremo de Justicia, nuestra máxima corte, para demostrar que su denuncia de fraude tiene fundamentos. Tampoco ha presentado sus pruebas el opositor Elon Musk, que ahora se cree con más derecho a decidir sobre el destino de mi patria que los propios venezolanos. Quizás Venezuela le importe al dueño de Tesla, porque es el país que posee la Faja Petrolífera del Orinoco, donde tenemos las mayores reservas de crudo del planeta; un recurso natural que comienza a escasear y es imprescindible para aceitar la maquinaria de guerra, ya activada en varios escenarios geoestratégicos.
En las redes sociales se multiplican los mensajes de odio. Amigos y hermanos se enfrentan otra vez por sus distintas visiones de lo bueno o malo para nuestro país. En tiempos anteriores casi toda mi familia me dejó de tratar por peleas “ideológicas”.
“Vivimos -dice el presidente Nicolás Maduro- una reedición de las guarimbas de años anteriores”. El mandatario aclara: “no son protestas pacíficas, son actos terroristas”.
En cadena nacional, el martes (30/7/2024), fue transmitido el saldo de su furia, que ocurrió el lunes (29/7/2024) luego de que sus líderes, otra vez, les ordenaran “descargar su arrechera”.
Las imágenes muestran manifestantes violentos atacando sedes regionales del CNE, casas del PSUV (el partido fundado por Hugo Chávez), agrediendo las instalaciones de hospitales, estaciones del Metro, quemando carros y golpeando a transeúntes. Incluso intentaron saquear un Farmatodo, aunque luego en las redes dijeron que eran los “colectivos chavistas”; porque ya no existe una frontera entre la verdad y la mentira, entre lo que escriben seres humanos o la inteligencia artificial que hoy milita a favor de la derecha extrema.
Todavía en Venezuela asusta salir de noche, pero poco a poco la normalidad retorna. Los primeros días ocurría una suerte de toque de queda no decretado, los comercios cerraban y habitaba una soledad de tiempos anteriores, que recuerdaba viejas guarimbas, apagones inmensos, golpes de estado y furtivas incursiones de paramilitares.
Las “guarimbas” de este golpe 2.0, que el presinte Maduro prefiere llamar Guadó 2.0, se organizan en “comanditos” -según denunció el Fiscal Tarek William Saab- pagados para generar una escalada de violencia que les permita alcanzar el sueño dorado de apoderarse de nuestro petróleo.
Los detenidos -ha dicho el fiscal- actúan bajo efectos de las drogas, y la mayoría están armados con pistolas, porque aplican en Venezuela la estrategia de las Revoluciones de Colores usadas para derrocar los gobiernos de países que desobedecen las órdenes imperiales.
“La ultraderecha mundial ha montado un golpe de Estado contra Venezuela. Estamos frente a una organización delictiva con nexos con el narcotráfico colombiano”, ha denunciado el presidente Nicolás Maduro.
Bloomberg, una agencia cuyo dueño es un demócrata con aspiraciones presidenciales, aunque no suele transmitir en vivo, esta vez ha puesto sus cámaras para captar en tiempo real la espiral de violencia programada para Venezuela. Otras cadenas de grandes conglomerados mediáticos repiten el guion de la desestabilización.
¿Quién está detrás de este plan?
“Están los gringos, siempre han estado, antes, durante y después. Lo conozco bien, denuncié este plan que usa el proceso electoral para volver a desestabilizar a Venezuela y hacerle daño a usted señor, a usted señora”, ha denunciado Nicolás Maduro.
Pero esta vez también lo patrocina el multimillonario Elon Musk, el nuevo “archienemigo” de la paz de Venezuela.
“Menos mal que diste la cara, porque sabíamos que tú estabas detrás de todo, Elon Musk, con tu plata, con tus satélites. Pretendes controlar al mundo, ya controla Argentina, va por el litio de ustedes pueblo argentino; ya controla a Ecuador, Musk es la representación de la ideología fascista en el mundo, es el poder económico respaldando la ideología fascista de extrema derecha”, ha alertado el mandatario venezolano.
En Venezuela hay varias oposiciones, algunos quieren una alternativa democrática, pacífica, de respeto a la Constitución, a las instituciones, pero el grupo de la derecha extremista radical y fascista, que se ha aliado con Elon Musk, conforma una contrarrevolución violenta, que amenaza con desencadenar un baño de sangre en Venezuela.
Es un golpe 2.0, y la narrativa de “fraude”, se usa sin pruebas, para generar violencia.
Edmundo González Urrutia, fue designado para ejercer como su presidente 2.0., como sucesor de Juan Guaidó, su anterior mandatario autoproclamado. El candidato de Musk trabajó en la Embajada de Venezuela en El Salvador en la época de los “Escuadrones de la Muerte”, y fue aliado de estos grupos de exterminio durante la guerra civil salvadoreña.
El presidente Maduro ha denunciado que las redes sociales, controladas por el dueño X, están cartelizadas y complotadas, por granjas de bots de hasta 20 mil teléfonos, que emiten campañas para encender el odio en Venezuela y generar un embrión de guerra civil.
“Una persona que quiera acompañar la causa bolivariana lo piensa dos veces, porque le van a caer encima en las redes y resulta que son bots para generar odio. El tiempo del odio lo superamos y no va a volver, vienen tiempos de armonía, de entendimiento, de reencuentro, de reconciliación, de avance conjunto, de diálogo, de consenso, ese es el tiempo que viene para Venezuela”, ha invocado el presidente Nicolás Maduro.
Fuente Cuatro F