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Este mes se cumplen cien años de haber nacido Arístides Bastidas. Evocar su presencia, su voz, sus acciones y logros; confirma que él fue un Maestro para varias generaciones, y sus planteamientos, no solo fueron desafíos y exigencia de cambios válidos en el siglo pasado; sino que tienen vigencia actualmente en nuestro país.

Arístides Bastidas permanece vigente porque todavía es un objetivo reducir la dependencia de tecnologías extranjeras y de mecanismos de producción ajenos para tener los propios, alcanzar la autonomía plena y asegurar la soberanía tan fieramente conquistada. Esos fueron sus ideales. A ellos dedicó los años más productivos de su vida y está escrito: “no puede haber desarrollo pleno en el país sin conocer, dominar, y utilizar las innovaciones científicas y tecnológicas que se producen en el mundo. Hay que buscar información y actualizar los conocimientos”.

Ese fue un incentivo constante, el nutriente que aportaba al semillero de los estudiantes y pasantes que él formaba como “periodistas del área científica y tecnológica”. Decenas de jóvenes pasaron por esa aula especial que él creó y mantuvo en el diario “El Nacional”.

Bastidas cuestionaba que la mayoría de la población permaneciera marginada de los adelantos y los descubrimientos alcanzados por los sectores estudiosos, sabios e investigadores al servicio de las minorías: “…si es para la protección y bienestar de los seres vivos, ─decía─ si es para mejorar la calidad de vida de la humanidad, para cambiar sistemas de producción en el planeta; todo eso debe informarse, tener la más amplia difusión, y que esos conocimientos lleguen a los más necesitados; que la ciencia no sirva para control y dominación de los pueblos sino para la liberación y el progreso humano”.

Proponía Bastidas que la ciencia dejara de ser tema hermético, sólo accesible a un sector muy instruido de la sociedad. Decidió romper los muros que aislaban en recintos inaccesibles el conocimiento científico y las investigaciones, para extraer los datos relevantes y convertirlos en noticias de interés colectivo. ¿Y cómo hacerlo?

Él concibió crear un periodismo moderno, sacando de la fuente científica, otro género informativo y sumarlo a los ya existentes, de usual despliegue y aceptación pública, como son por ejemplo: el periodismo deportivo, el de sucesos policiales, o el de política.

Ese nuevo “periodismo científico” él mismo comenzó a ejercerlo, incorporando a sus tareas de reportero de información general sus iniciativas propias de buscar datos en función de su objetivo partiendo de las preguntas de rigor en periodismo: el Qué, Quién, Cómo, Cuándo, Dónde y Por Qué. Con añadido del “Para Qué”.

Más que trabajo, Bastidas disfrutaba esas tareas, placenteras, de tener acceso a todos los centros existentes en esa época en el país, tanto públicas como privadas, vinculadas a investigaciones; él entrevistaba a expertos que se sentían motivados a participar. Se crearon vínculos interinstitucionales como fuentes de consulta y de referencia frecuentes.

Con los años, su proyecto se logró. Él se convirtió en un personaje relevante en Venezuela y democratizó el conocimiento científico. El nombre de Arístides Bastidas es referencia de vida desde entonces, como honesto trabajador, periodista combativo, activista político, incondicional defensor de su pueblo, sindicalista, imbatible ante las dificultades e invencible con las enfermedades, que fueron muchas.

Su alegría natural se incrementó ante tantos logros, y mientras, ejercía como un maestro especial que dictaba cátedras dentro y fuera del país; sin haberse formado como docente. No tuvo títulos ni grados; pero fue doctor Honoris Causa y recibió diplomas de alto rango a nivel nacional e internacional.

Bastidas fue un autodidacta. En su aldea natal de San Pablo, en Yaracuy, no había escuela. Caminaba hasta Guama ─el pueblo vecino─ para cursar primaria. Allí también fue monaguillo y con el sacerdote aprendió a corear la misa en latín.

De Yaracuy salió a los doce años, rumbo a Caracas con sus padres, Nemesio y Castorila, que necesitaban ingresos y reorganizar sus vidas. Arístides ingresó al Fermín y sólo curso el primer año de bachillerato. A la muerte de su padre; dejó los estudios y desempeñó diversidad de oficios mientras crecía y se hacía adulto. Vendió empanadas, fue colector de autobuses, mesonero, enfermero en el hospital psiquiátrico de Caracas y lo recuerdan como un joven conversador, bromista, e incansable lector.

Con Bastidas se cumplió la norma del “aprender haciendo” y así se hizo periodista, cuando el innovador director Kotepa Delgado le dijo que escribiera para el recién creado “Ultimas Noticias”, la información que había recogido sobre un aumento de precios de la carne. Ya no paró de escribir cada día. Se volcó con pasión en el periodismo.

Después se incorporó a El Nacional donde fue un destacado reportero e impulsor de las primeras notas científicas que aparecieron con la firma de “Arbas”.

También fue gremialista, creador y directivo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa e impulsor de la AVP que después fue el Colegio Nacional de Periodistas. Siempre tuvo el respaldo afectivo de sus amigos intelectuales Pedro Beroes, Miguel Otero Silva, Díaz Rangel, Fabricio Ojeda o León Levy, compañeros en la redacción y en el combate contra la dictadura.

Como otros venezolanos, conoció persecuciones, represión y detenciones. Por un tiempo hizo vida clandestina. Escondió compañeros, vio morir camaradas o salir al destierro. Apoyó tareas de la junta patriótica y participó en la organización de la huelga nacional de prensa que el 21 de Enero de 1958 paralizó al país y contribuyó al derrocamiento y huida de Pérez Jiménez.

Siguieron las décadas de intenso vivir y compartir porque a su crecimiento personal como ser humano, con nuevos lazos familiares, convertido en esposo, en padre de un hijo y una hija, se fueron agregando otras creaciones, como los libros que escribió la “Página científica” semanal que por primera vez apareció en un diario y la interesante columna “La Ciencia Amena” que capturó a millones de lectores con sus textos atractivos.

Los años 70 y 80 multiplicaron el activismo de ese ser formidable, querido por todos en los distintos espacios de la vida nacional.

Intervenía con regularidad en programas de radio o televisión sobre temas de actualidad o él mismo los propiciaba, además de organizar foros, seminarios, conferencias; en Caracas y otras ciudades del país para reforzar los ideales de un desarrollo autónomo para toda la colectividad. Bastidas formó el primer Círculo de Periodismo Científico de Venezuela y su labor pionera repercutió en otras partes del planeta con las que se establecieron intercambios y agendas unitarias de expansión continental. Con el tiempo nació la organización de periodistas científicos Latinoamericanos y luego Iberoamericanos.

También fueron ejemplos a seguir los cursos de entrenamiento que dictó Bastidas a estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, de la Simón Rodríguez y la Santa María; para manejar temas científicos accesibles a todos los públicos; esos pasantes destacaron como profesionales de la comunicación en todos los medios o instituciones donde la ejercieron.

Él concibió crear un periodismo moderno, sacando de la fuente científica, otro género informativo y sumarlo a los ya existentes de usual despliegue y aceptación pública, como son, por ejemplo: el periodismo deportivo, el de sucesos policiales, o el de política.
Él concibió crear un periodismo moderno, sacando de la fuente científica, otro género informativo y sumarlo a los ya existentes de usual despliegue y aceptación pública, como son, por ejemplo: el periodismo deportivo, el de sucesos policiales, o el de política.

Fundó un “Comité ProAuto determinación tecnología (COPAC)”. Congregó gente de distintas tendencias políticas para planificar un desarrollo armónico en el país; reduciendo importaciones, y sin exclusiones ni sometidos.

Gran impacto generó, además, la iniciativa que, iniciados los 80, emprendió Bastidas; y que hizo posible la realización, en mayo de 1982, del primer encuentro de las universidades y de todo el sector productivo de Venezuela. De esa célebre reunión nació el Centro de Cooperación Tecnológica (CECOTUP) cuyos orígenes explicó Carlos Moros Ghersi: “cuando asumí como rector de la UCV, comenzamos a difundir valiosas investigaciones que se hacían en la institución y no se aprovechaban. Arístides invitó en su nombre y en el del Círculo de Periodismo Científico para reunirnos y conversar. El encuentro fue en ProVenezuela con participación de su presidente, Reinaldo Cervini, y de todos los sectores productivos del país. Esas reuniones se hicieron frecuentes con todas las universidades, con diversas instituciones públicas y privadas; y de allí surgió ese novedoso organismo, único en América Latina y modelo para la interrelación de importantes sectores que definirán estrategias para un armónico desarrollo”.

Bastidas fue un emprendedor. Nunca se rindió. Desde joven tuvo psoriasis. A los 24 años le diagnosticaron “Artritis Reumatoidea” que afectó sus articulaciones y, por un accidente de tránsito, no podía caminar. Se movilizaba en silla de ruedas, pero nunca faltó a sus tareas en el periódico ni a las reuniones, marchas, conferencias, presentación de libros, viajes o celebraciones. Además de la parálisis, otras enfermedades le afectaban. Cuando no podía escribir, dictaba a sus alumnos el contenido de “La Ciencia Amena”, sus aportes a la “Página Científica” semanal, y a la revista “La Ciencia al Día”. Después quedó ciego y la voz era su único medio de comunicación. Él quería estar presente y participativo siempre. Jamás mostró sufrimiento y transmitía fortaleza por su manera estoica de aceptar “calamidades” sin permitir que afectaran su alegría de vivir. Le diagnosticaron “papilomas en la garganta” y progresivamente dejó de hablar. Su salud empeoró. A pesar del agresivo cáncer que afectaba su organismo, conseguía algunos permisos en el hospital donde fue ingresado para ir a su oficina de El Nacional.

En vida recibió varios premios nacionales de periodismo, la Orden del Libertador, la Francisco de Miranda y la Orden Andrés Bello. Obtuvo el Premio John Reytemeyer Latinoamericano, el “Capire” que otorga a los creativos del mundo la Universidad de Florencia y el premio “Kalinga”, de la UNESCO. El premio Iberoamericano del Periodismo Científico creado en España, lleva su nombre, en homenaje a quien proclamó que la ciencia no debe ser instrumento de control y dominación de pueblos.

Ante la multitud que asistió a su entierro el 24 de septiembre de 1992, el padre Juan Vives Suriá describió a Bastidas como un Santo moderno. Lo comparó con Francisco de Asís por defender a los más necesitados y reivindicar a los excluidos.

Rosita Caldera / Cuatro F


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